martes, 10 de noviembre de 2009

me permito un minuto



Oración para escoger el estado de vida

Oh Dios mío, Tú que eres el Dios de sabiduría y del buen consejo, Tú que lees en mi corazón el sincero deseo de agradarte a tí solo y de hacer todo conforme a Tu Santa Voluntad en cuanto a mi decisión sobre el estado de vida; por la intercesión de la Santísima Virgen, Madre mía, y de mis Santos Patronos, concédeme la gracia para saber qué vida he de escoger, y para abrazarla una vez conocida, a fin de que así pueda yo buscar Tu gloria y merecer la recompensa celestial que has prometido a los que hacen Tu Santa Voluntad. Amén.
(Indulgencia de 300 días una vez al día- San Pío X)


Por lo general el blogg esta pensado para compartir informacion y oracion en relacion a los angeles, tanto celestiales como caidos, pero con esta oracion que encontre en un blogg amigo, quieo compartir con ustedes un deseo intrinseco en mi vida, hacer la coluntad de Dios.

satan, ¿es un Angel?




El mayor triunfo del demonio es hacernos creer que el no existe, que una invencion de la iglesia para asustarnos y motivarnos a mantener nuestras tentaciones "bajo control" . No se confien queridos amigos, el demonio fue un angel, el angel mas bello creado por Dios, su nombre era lusbel, luz de Dios, pero el hecho de rebelarse a Dios no lo "afeó" como el común de las personas creen, satan debe ser igual de bello, para seducir al genero humano y asi convensernos que la belleza superficial del pecado es mas podeosa agena al poder de Dios.
El poder del demonio radica en que nosotros, pobres mortales dejemos de temer, dejemos de creer en el infierno, y cuanto ayudan sectas como los testigos de jehová, en que ridiculisan la sola idea de un purgatorio, o del mismo infierno. ¿Que crees tu que pasa despues de la muerte?, no imagino que seres de luz y sombra como el Hombre solo desaparezca como dicen, esa tesis ayuda a que satans sedusca con la idea de que nada pasa, si que se libre desfruta el placer que da pecar.
No quiero decir con esto que soy un puritano que me creo con derecho a juzgar, muy por el contrario, solo pienso que la viada hay que vivirla, amarla, pero no dejar de mirar por el rabillo del ojo hacia el lado y ver que el demonio esta ahi, atento a atraparte y hacertr olvidar que Dios existe y te ama.

Espero tu opinion, no iporta que estes en desacuerdo.

oracion a San Miguel Arcangel


San Miguel arcángel, defiéndenos en la batalla: sé nuestra protección contra la malicia y las acechanzas del diablo. Reprímale Dios, suplicamos humildemente: y tú, oh príncipe de la milicia celestial, arroja a los infiernos a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan sueltos por el mundo, para causar la perdición de las almas.
Amén.

domingo, 8 de noviembre de 2009

ORACIÓN AL ANGEL DE LA GUARDA


Angel de la paz, angel de la guarda,a quien soy encomendado, mi defensor, mi vigilante centinela; gracias te doy, que me liberaste de muchos daños del cuerpo y del alma. Garacias te doy, que estando durmiendo, me velaste, estando despierto, me enacaminaste, al oido, con santas inspiraciones me avisaste.

Perdonane, amigo mio, mensajero del cielo, consejero, protector y fiel gaurda mia, muro fuerte de mi alma, defensor y compañero celestial. En mis desobediencias, volezas y descortesias, ayudame y guardame siempre de noche y de dia. Amen.

sábado, 31 de octubre de 2009

San Gabriel, Arcángel

San Gabriel, Arcángel

Uno de los tres ángeles citados por su nombre propio en la Sagrada Escritura. «Gabriel» significa «héroe de Dios». Aparece en el libro de Daniel y en el Evangelio de San Lucas. — Fiesta: 24 de marzo. Misa propia.

Gabriel es el «angélico mensajero». La máxima de sus intervenciones en la Historia de la Salvación es aquel sublime diálogo con María, encuadrado en toscos muros nazaretanos, pero reconocido por los cristianos de todo tiempo y lugar como el momento centro de la Historia humana. Nos sentimos atraídos irresistiblemente a contemplar a Gabriel en esta escena, como tantos creyentes y artistas de los siglos pasados y del actual. Pero antes fijemos brevemente nuestra mirada en las embajadas preliminares del arcángel, etapas progresivas de su misión de mensajero.

En primer lugar, Gabriel se aparece a Daniel para aclararle el sentido de una extraña visión que tuvo el profeta, en el año tercero del reinado de Baltasar. Era la visión del carnero y el macho cabrío, que se combatían ferozmente junto al río. Daniel, israelita en el destierro, fue el profeta de las grandes visiones históricas, proyectadas hacia la venida del Mesías. Dios le inspiraba las visiones y, casi siempre, también le sugería su interpretación. En esta ocasión Dios manda a Gabriel que explique la visión a Daniel. Daniel cae de bruces ante la presencia del Ángel, pero éste le levanta tocándole. Toda la Majestad de Dios ha sido comunicada a la presencia de su mensajero. Y manifiesta la visión, refiriéndola a los reinos que se sucederán en los siglos futuros.

Más tarde, en el reinado de Darío, vuelve Gabriel, «volando raudo» a la vera del profeta Daniel, para atender a su instante oración en favor del pueblo de Israel, oprobio de las gentes. Pronuncia la famosa profecía de las setenta semanas de años que transcurrirán hasta la llegada del Mesías. Ahí está Gabriel, en la más alta miranda del Antiguo Testamento, señalando ya el tiempo determinado por Dios para establecer su Alianza definitiva con la humanidad.

Salta Gabriel, con agilidad de arcángel, el puente del tiempo, y, al cumplirse el plazo anunciado por él mismo, de parte de Dios, vuelve a la tierra, a Israel. Aún no es el momento último, es el último preparativo. Viene a edificar el umbral del Nuevo Testamento, a anunciar a Zacarías, sacerdote del Altísimo, que el hijo de su ancianidad será el precursor del Salvador mismo, preparándole un pueblo debidamente dispuesto. Zacarías duda, y entonces Gabriel revela su personalidad y su misión: «Yo soy Gabriel, que asisto a la presencia de Dios, y he sido enviado a hablarte y darte estas buenas nuevas». Es uno de los siete ángeles que asisten a la presencia de Dios, como Rafael, dispuestos a llevar los más altos mensajes del Señor. Son los más sublimes arcángeles. Y así como Daniel cayó de bruces ante la presencia de Gabriel, aunque el mismo arcángel le levantó, Zacarías, que de la turbación no pasó a la fe sino que dudó de la profecía milagrosa, quedó enmudecido «hasta el día en que se cumplirán estas cosas».

Pero entre la profecía y el nacimiento de Juan tiene lugar el gran Anuncio, la suprema embajada que jamás criatura alguna ha recibido. Y la lleva el Arcángel Gabriel. Su palabra angélica lanzará el puente; la palabra humana de María, la esclava fiel, le pondrá orilla de destino; y la unión se consumará encarnándose la Palabra, el Verbo de Dios, la segunda Persona de la Santísima Trinidad.

San Lucas nos transmite la sobrenatural sencillez del diálogo, cuya oculta riqueza ha sido plasmada en colores a partir ya de los frescos catacumbales. Gabriel lleva la iniciativa, el mensaje de la Buena Nueva. María, ante tanta sobreabundancia de dones divinos, silenciosa, reflexiona, medita. El arcángel proyecta más luz aún sobre la arcana elección y desgrana los anuncios proféticos, dándoles tono de cumplimiento. María concebirá al Deseado da» las naciones, al Mesías. Ante la serena pregunta de la Virgen, puesta de repente frente al futuro de su maternidad, Gabriel lleva a la cumbre su revelación y anuncia el descenso del Espíritu Santo, del poder del Altísimo, que reposará sobre María, verdadera Arca de la Alianza, tabernáculo corpóreo de la Divinidad. Y añade una señal confirmativa: Isabel, la anciana, ha concebido un hijo.

Ante María, el panorama, inescrutable en toda su grandeza, profundidad y responsabilidad, de la maternidad divina-mesiánica. Por Gabriel ha hablado el mismo Dios, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el Dios que sacó a Israel de Egipto, el Dios que va a venir a salvar a su Pueblo, a congregar a sus hijos de todos los confines de la tierra. Todo el mundo, gimiendo quizá inconsciente por la liberación, está expectante. Y María acepta: «Hágase en mí según tu Palabra». En ella toda la tierra ha aceptado el don del cielo, se ha consumado el matrimonio espiritual entre el Hijo de Dios y la naturaleza humana.

El arcángel había promovido la Fe, su misión quedaba sobradamente cumplida. Y se retira al tiempo que, en la preciosa simultaneidad recogida por el Ángelus popular, el Verbo de Dios plantaba su tienda entre los hombres, se encarnaba en las puras entrañas de la Doncella. Gabriel ya no aparece más en las Sagradas Letras con su nombre. Probablemente su voz descolló entre los coros angélicos que cantaron el nacimiento de Jesús en Belén y lo anunciaron a los pastores. Su misión había llegado ya a la cima en la Anunciación de Nazaret, ya se había ganado con todo mérito el título de Ángel de la Encarnación.

Oraciones a San Gabriel Arcángel

Oraciones a San Gabriel Arcángel


San Gabriel Arcángel, mensajero del Señor, Oh Dios, que entre todos los ángeles elegiste al Arcángel San Gabriel para anunciar el misterio de tu Encarnación; concédenos benignamente que los que celebramos su festividad en la tierra, experimentemos su patrocinio en el cielo. Amén. (Aquí se pide la gracia que se desea conseguir)
Se reza un Padre Nuestro, un Ave María, y un Gloria.